LA SEXUALIDAD EN LAS DISTINTAS ETAPAS DEL MATRIMONIO

No siempre un encuentro íntimo es intenso y apasionado; no siempre es una sensación de emoción explosiva y urgencia incontenible; pero siempre puede ser placentero. «No acepté que mi vida sexual decayera. Pasados los treinta, después de haber experimentado la maternidad dos veces y con un cuerpo que no era el de mis veinte, expliqué a mi marido que mi deseo sexual era más fuerte; él adoptó una actitud más abierta que en el pasado y, desde entonces, nuestro repertorio ha crecido y nuestros encuentros han mejorado. No nos preocupa la frecuencia, ni nos dejamos presionar por lo que la gente piensa. Nos centramos en lo que sentimos, en nuestra relación y el momento, y tan sólo disfrutamos», —confesó Marta.

Los medios de comunicación han reforzado la idea de que el erotismo y el placer son propiedad de los cuerpos jóvenes y hermosos, y así fueron convenciendo a los mayores de que el placer sexual es sólo para lo portadores de físicos privilegiados. El mejor consejo para esta etapa es que no posterguen los tiempos de amor. Sepan priorizar la vida en pareja. Aunque vivimos en una sociedad que rinde culto a la juventud, el tiempo por sí solo no debiera acabar con la intimidad sexual. En las distintas etapas de la vida, cada pareja puede descubrir maneras de disfrutar una sexualidad físicamente satisfactoria y emocionalmente plena. He aquí algunos consejitos para cada etapa conyugal.

Hasta la llegada del primer hijo

No cabe duda de que los encuentros íntimos de una pareja sin hijos son diferentes de aquellos que sí los tienen. Menos estrés, menos exigencias y más tiempo disponible. No hay bebés que lloren, ni niños que reclamen atención. Por lo general, es la mujer la que más se beneficia, por la mayor privacidad, lo cual se traduce en una actitud más resuelta y mayor capacidad para disfrutar; siempre y cuando la pareja no conviva con otros familiares en la misma casa. La presencia de otros adultos interfiere tanto con el deseo como con la expresión sexual de un matrimonio. El mejor consejo para esta etapa es que no posterguen los tiempos de amor. Sepan priorizar la vida en pareja. No corran tanto tras el trabajo, la profesión o el deseo de superación, al punto de perder el regalo de la vida compartida.

Después de la llegada de uno o más niños

La paternidad influye, y mucho, sobre la vida sexual de una pareja. Una de las cosas menos enseñadas es cómo reanudar la sexualidad luego de un parto. Ignorar los cambios que acaecen en ese tiempo vital puede estropear un matrimonio.

El nacimiento de un hijo por vía vaginal conlleva un trauma físico incuestionable. De ahí que existan ciertos recaudos a la hora de reiniciar la intimidad. Durante los primeros veinticinco días, el útero está en un proceso de cicatrización; por ende, se prescribe la interrupción de la sexualidad. La tan mentada cuarentena no se da en todos los casos de igual forma. Algunas circunstancias propias de cada mujer pueden acortar o prolongar este período: infecciones locales, puntos de sutura, etcétera. Pasado ese tiempo —y debe consultarse con el médico tratante— es fundamental seguir algunas pautas:

El reinicio de la actividad sexual post-parto es equiparable a la primera relación sexual de la vida de una mujer. ¿Qué significa? Que el esposo debe proceder con mucha ternura y suavidad. Suele ser necesario un lubricante íntimo para evitar el dolor. Las primeras relaciones deben ser de corta duración, en posiciones cómodas y con extremada delicadeza. Recuperar la confianza en una intimidad compartida es un desafío que hará crecer el amor si la expresión física se conduce correctamente.

Se deben tomar precauciones si se desea evitar un embarazo prematuro. Resulta conveniente que el tiempo que media entre un embarazo y otro sea de, al menos, dos años. De ahí que, si no se desea un embarazo inmediato, se recurra a algún método de planificación familiar propio para el puerperio. Existe un dato que muchas parejas ignoran: puede haber ovulación errática durante la lactancia; es decir, existe la posibilidad de que una mujer ovule sin que haya presentado menstruación previa. Para evitarse esta eventualidad, se deben tomar anticonceptivos especialmente diseñados para el tiempo de lactancia, y lo más pronto posible después del parto.

Por último, celebren el milagro de la vida que implica el nacimiento de un bebé no como el fin supremo del matrimonio, sino como la oportunidad de crecer juntos Recuperar la confianza en una intimidad compartida es un desafío que hará crecer el amor si la expresión física se conduce correctamente. Durante la tercera edad

La actividad sexual después de los sesentas puede resultar más excitante que en cualquier otra etapa.

La pareja ha alcanzado, por lo general, cierto grado de seguridad en los distintos aspectos de la vida y una cierta madurez emocional. Como confesó una psicóloga, esposa y mujer mayor: «ahora sé cómo disfrutar sin temor a quedar embarazada, y él ya no se precipita tanto. Dedicamos más tiempo a las caricias, sin preocuparnos tanto por la meta». En esta etapa, la innovación puede agitar las aguas de la monotonía y traer nuevos aires sobre la relación de pareja: «nuestra vida en común se volvió muy rutinaria» —recuerda una mujer, madre de dos hijos. «Ahora, nuestro objetivo es crear nuevos espacios para el encuentro romántico. Durante un tiempo, mi esposo y yo hicimos el amor en todas las habitaciones de la casa, salvo el dormitorio y fue muy divertido».

En definitiva, el pasado compartido, junto a un erotismo más maduro, son factores positivos que se combinan para convertir a muchos matrimonios sexagenarios en el mejor dueto de amantes, románticos y sensuales.

A esta edad, por fin, muchas parejas se encuentran de verdad.

Por José y Silvia Cinalli

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