Padres, espejos de sus hijos.


¿Qué piensas realmente de tu hijo?

Usualmente, lo que pensamos de nuestros hijos será una profecía auto cumplida.

Un niño torpe será un torpe. Un niño alborotador hará alborotos. Recuerdo a una mujer contándome como tenía problemas en matemáticas cuando ella estaba en la escuela primaria. Su madre le dijo, "Nadie en tu familia es bueno en matemáticas. Yo no fui buena en matemáticas, tu padre no era bueno en matemáticas, tu hermana no es buena en matemáticas. Es de esperarse que tengas problemas. Estoy segura que serás buena en otra cosa". ¿Qué posibilidad tenía ella de que le fuera bien en matemáticas?

Por otro lado, los niños que son llamados responsables cuando exhiben conductas responsables, y cuyos padres tienen expectativas razonables en esa área, tienen mayor probabilidad de terminar siendo niños realmente responsables. (Es importante, por supuesto, que los padres también sean ejemplo de conductas responsables).

En algunas culturas, cuando un padre le pone nombre a un hijo es un acto muy significativo de definición de la esencia del niño. Similarmente, los otros nombres por los que llamamos a nuestros hijos (tales como "estúpido", "idiota", "irresponsable") tienen también un impacto significativo en quienes serán nuestros hijos.

Si tenemos una imagen positiva de nuestros hijos, ellos tienen mayor probabilidad de sentir lo mismo acerca de ellos mismos.

¿Son tus hijos totalmente encantadores? Si tu crees esto, como la mayoría de los padres lo cree, ¿Le estas comunicando esto a tus hijos? ¿Cómo lo estás haciendo?

Es crucial que disfrutemos con nuestros hijos. Si disfrutamos con nuestros hijos, ellos aprenderán a disfrutar con ellos mismos. Necesitamos hacer esto en cada etapa.

Comenzar temprano

La autoestima comienza a construirse realmente en la infancia. Los infantes tienen una filosofía acerca de la vida y su lugar en el diseño de las cosas. Si el infante se siente bien cuidado – está bien alimentado, es cambiado sin demora, calmado cuando está alterado, alzado amorosamente, disfrutan con él, etc. – él sentirá que el mundo es un lugar amoroso y que él o ella es importante en el.

El cuidado amoroso que les entregamos a nuestros infantes les dice que ellos son importantes para nosotros.

A medida que el niño crece, toma placer en cada nueva etapa. Es fácil y natural deleitarse cuando nuestro hijo aprende a gatear, a caminar, a hablar. Cada vez que expresamos nuestro deleite a nuestro hijo estamos diciendo, "Tú me das un placer increíble". Este es un componente esencial de la autoestima. El sentimiento de "puedo darle placer a las personas" sólo puede ayudar a un niño a sentirse bien consigo mismo.

A medida que los niños crecen es más desafiante deleitarse con ellos. Las quejas, los berrinches y otras conductas demandantes pueden ser tan frecuentes, que nos encontramos sin recibir el tipo de placer que solíamos recibir. Nos concentramos en las conductas problemáticas y tendemos a pasar por alto las cosas en las que deberíamos hacer hincapié para continuar construyendo su autoestima positiva.

Hazle saber a tus hijos que es un placer estar con ellos. Busca cosas en las que puedas sentir placer todos los días, como cuando los niños son cooperadores, o se visten a tiempo, usan el tenedor y la cuchara como corresponde, aprenden a andar en bicicleta o a leer, hacen una buena pregunta, toman una buena decisión, usan bien su tiempo, etc. Incluso en los momentos más difíciles podemos encontrar algo que apreciar, ya sea su fuerza de voluntad, curiosidad, independencia, energía, entusiasmo en la vida o el hecho de que ¡eventualmente SÍ se van a dormir por la noche!

Cada vez que disfrutamos con nuestros hijos es combustible para su autoestima. Vemos esto muy claramente cuando nuestros niños pequeños repiten conductas una y otra vez, las cuales nos dan una carga positiva.

A los niños les será más fácil valorarse a sí mismos si ellos son valorados por sus padres. Dorothy Briggs, la autora de Your Child's Self Esteem (La Autoestima de tu Hijo), dice que los padres son como un espejo, que crea la auto-imagen del niño. Reflejamos hacia ellos quienes pensamos que ellos son y ellos lo toman como una verdad absoluta. Ellos no son críticos de nuestra evaluación hasta que son mucho mayores, cuando el daño ya está hecho.

Si una madre constantemente llama a su hija alborotadora y lo dice frente a sus amigas, y en frente de la niña, contando acerca de sus conductas problemáticas recientes, entonces la niña probablemente interiorizará esta imagen y trabajará muy duro para cumplirla. En cambio una niña que escucha acerca de sus aptitudes, probablemente crecerá siendo capaz.

Hazle saber a tu hijo cuán bien piensas de él o ella. Mantén un cuaderno y escribe una cosa que dijiste hoy para transmitir este mensaje. Si ves que esto no sale natural y que pasan los días sin tener nada que escribir, entonces necesitarás trabajar más duro para hacer comentarios positivos todos los días. Abrazos, expresiones faciales y ciertos gestos también transmiten el mensaje.

Padres criticones, desvalorizan y destruyen la autoestima de sus hijos, por el contrario, padres positivos y halagadores desarrollan seguridad y autoestima a toda prueba.
No lo olvides, eres su espejo.
Original de J.Heller

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