ENAMORA A TU CONYUGE

¡Ay! ¿Por qué un artículo acerca del enamoramiento cuando queremos saber cómo conducir a la familia en lo espiritual? ¿Qué tiene que ver esto con criar hijos en la fe?
Todo. Para guiar espiritualmente a una familia, el esposo y la esposa deben formar un equipo íntimo. ¿Cuánto trabajo valioso de equipo puede haber si la relación entre mamá y papá es aburrida, tensa o fría?

El amor implica la mezcla apasionada de dos almas: un par de almas y espíritus gemelos que disfrutan de estar el uno con el otro. Es cierto que el enamoramiento debería fluir de una relación en la que el esposo y la esposa crecen juntos de forma espiritual, pero también creemos que el crecimiento espiritual tiene mejores posibilidades en un matrimonio en el que cada uno disfruta del otro. Un corazón que tiene el calor del amor y la devoción de su cónyuge, está más dispuesto a recibir el amor y la instrucción de Cristo.

Aunque no cabe duda de que el enamoramiento debería incluir música, flores y veladas mágicas, cuando decimos “enamora a tu cónyuge” en realidad nos referimos a nutrir la relación a diario, la chispa, la conversación y la pasión. Esto no quiere decir que en cada momento de todos los días sintamos que nos consume un fuego emocional abrasador, pero tampoco debe mojarse la madera ni apagarse la fogata.

Nos encanta lo que dice Alan Loy MacGinnis:
– Para ser un artista en enamorar no se necesita tanto una naturaleza sentimental ni emocional, sino reflexiva. Cuando pensamos en las cosas románticas, pensamos en acontecimientos que ocurrieron porque alguien se decidió a amar. Un hombre […] le trae a su esposa una sencilla rosa al terminar el día; una muchacha le hace, al amor de su vida, un pastel de limón con el grado de acidez exacto, tal como a él le gusta […]. Estas no son sensiblerías, son esas cosas que provienen de la resolución y de la determinación.

Aquí tenemos dos palabras clave: resolución y determinación. El enamoramiento es como cualquier otra cosa que sea digna de poseer: se encuentra en la dimensión de la dulzura y de la perseverancia.
Los desafiamos a que ambos consideren las siguientes ideas para tener un matrimonio más romántico.

Estudia a tu cónyuge
En las próximas semanas y meses, determina las tres necesidades primordiales de tu cónyuge; luego haz todo lo posible para satisfacerlas. ¿Sabes lo que desanima a tu cónyuge? ¿Sabes qué lo haría florecer? ¿Se trata de una necesidad emocional? ¿Necesita conversar? ¿Necesita romance? ¿O necesita que hagas algo en la casa? ¿Hay algún asunto que debas perdonar? Tal vez se trate de algo rutinario como sacar las malezas del jardín, ayudar a acostar al bebé o limpiar la cocina luego de la cena.

Lo que hemos hecho a lo largo de los años es confeccionar una lista de las acciones que en verdad le agradan al otro. Muchas veces estamos tan dedicados a detectar las cosas que tienden a inmiscuirse en la vida del cónyuge, que el matrimonio comienza a parecerse a una institución que tiene como fin reformar al compañero o compañera.
Desde el punto de vista espiritual, es probable que descubras que a tu cónyuge le interesa más crecer junto a ti en una relación íntima con Dios, si a ti te interesa crecer en la intimidad con él. Al hacer una lista de las cosas que comunican amor, enamoramiento y afecto por tu cónyuge, le estás diciendo: “Pienso en ti. Me gustas. ¡Deseo ser el único compañero de tu alma!”

Invita a salir a tu cónyuge
Dale una oportunidad al romance. Una de las razones por las que desaparece el fuego de la relación matrimonial, es que estamos demasiado ocupados y preocupados con las presiones de los viajes en auto, las del trabajo, las necesidades de los hijos y los desafíos financieros. Muchos están exhaustos debido a las demandas de la vida. En términos prácticos, queda poco espacio para cultivar nuestra relación matrimonial y, por lo tanto, no se le da una oportunidad al enamoramiento.
Una solución es establecer una noche para salir como pareja.

Durante quince años, el domingo por la noche ha sido nuestra noche para salir. Es más, si aun no nos hemos ido de la casa a las seis de la tarde, nuestros hijos comienzan a preguntar si no vamos a salir. Saben que la relación entre nosotros es una prioridad.
Les advertimos algo: a veces, en nuestras citas no bulle el enamoramiento. Algunas veces nuestros mejores esfuerzos por encender la chispa del enamoramiento son fútiles, pero si perseveramos, tendremos éxito.
A lo largo de los años, nuestra noche de salida nos ha dado la oportunidad de volver a conectarnos de manera emocional, espiritual, y a promover la relación mutua. Y luego de pasar esa velada juntos, los dos sabemos cómo orar por el otro.

Algunas otras ideas
Para devolverle las burbujas a su enamoramiento te sugerimos:
Corteja a tu esposo. Si tienes dudas en cuanto a esta necesidad, analiza lo que Dios revela en Cantares. Salomón y su esposa sabían cómo despertar las pasiones del amor que se tenían el uno al otro mediante un cortejo creativo.
Escríbele a tu esposo una carta de amor a la antigua. No pienses en la carta que a ti te gustaría recibir, sino en la que le gustaría a él.
Llévale una rosa a tu esposa. Entrégale la flor, tómala en tus brazos, acaríciala con suavidad la cara, mírala a los ojos y dile:
– Quiero que sepas que casarme contigo fue lo mejor que pude haber hecho, mi amor. Volvería a hacerlo de nuevo.
Busca dentro de tí y seguro encontrarás ideas creativas.
¡No renuncies al romance en tu matrimonio! Cuanto más cálida sea tu relación, mejor marcharán como equipo en la tarea de guiar a la familia en el aspecto espiritual.



Revista Ellas, Diciembre/08

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